¿Cómo comenzaste a trabajar en el colegio Parque?, ¿cómo llegaste a Educare?

Fue de una forma muy casual, terminaba un contrato de trabajo en El Corte Inglés, y me enteré de que se necesitaba una secretaria en el colegio. Hice la entrevista y me seleccionaron, esperaron a que terminara mi contrato y el 6 de marzo de 1990 empecé a trabajar en el Colegio Parque. Acabo de hacer mi 32 “cumpleparque”. Es verdad que actualmente estas cosas no ocurren, los jóvenes no permanecen tanto tiempo en la misma empresa, pero yo pertenezco a otra generación en la que buscábamos una seguridad, y por supuesto, el trabajo que hacía me generaba mucha satisfacción. Recuerdo que salía muy tarde para ponerme al día cuanto antes, y sobre todo trabajaba con mucha ilusión por aprender todo e introducirme en el sistema de trabajo. Así fue cómo así llegué a Educare, después de haber pasado por Gestión de Centros Educativos y por Colegio Parque S.L.

Eres de las más veteranas… ¡32 años! ¿Cómo recuerdas el colegio en estos principios?, ¿ha cambiado mucho?

El colegio actualmente no tiene nada que ver. Cuando yo empecé a trabajar aquí se impartía BUP y COU. ¡Éramos una familia! Si no recuerdo mal, el primer año contábamos con 64 alumnos, y luego fuimos creciendo poco a poco. Disfrutábamos mucho, porque nos conocíamos todos muy bien y prácticamente nos entendíamos con la mirada. Posteriormente, se abrió la etapa de Primaria, y después Infantil, y el colegio fue creciendo y convirtiéndose en una gran familia. Eso sí, sosteniéndose siempre sobre los mismos pilares y luchando por una educación basada en la formación humana y en valores cristianos, buscando siempre la excelencia académica.     

¿Y qué nos puedes decir de los alumnos? Imagino que habrás notado mucha diferencia entre unas generaciones y otras.

Los alumnos han cambiado mucho, o más bien lo que ha cambiado es la sociedad y la forma de vivir de estos alumnos. Nosotros hemos cambiado también. Los padres, que somos los que educamos en colaboración con el colegio, ahora somos menos estrictos y esto influye en la educación, y si nos preguntan diremos que no es así, pero es una evidencia. Por otro lado, están los avances tecnológicos que son muy buenos, pero también tienen su parte negativa para los niños. Son sociedades diferentes, no comparables. Lo importante es mirar hacia delante y lograr que nuestros alumnos salgan preparados para la vida y para conseguir sus retos, como bien se dice: “sencillez, humildad y trabajo serán las claves del éxito”.

Imagino que la gran mayoría te habrá expresado grandes muestras de cariño…

Sí, sin lugar a dudas yo he recibido un sinfín de muestras de cariño… Podría relataros muchas, pero algunas han tocado más mi corazón que otras. Una de ellas es la carta que me escribió un alumno invidente dándome las gracias por mi ayuda en su trayectoria en el colegio. Me contaba que se guiaba hasta secretaría por el olor de mi colonia y que nada le hacía más feliz que contar siempre con mi ayuda. Fue premio extraordinario de Bachillerato en el colegio, después estudió derecho y consiguió aprobar las oposiciones al Cuerpo Superior de Administración de la Junta de Castilla y León, todo un reto y un ejemplo de lucha. En otra ocasión, después de casarme aparecieron tres alumnos en la puerta de casa, y me trajeron un ramo de flores. En mi primer embarazo fue una mamá del colegio la que le hizo a mi hijo su primer regalo. Son detalles que no se olvidan, y cada día recibo el cariño de muchos alumnos y a lo largo de los años consigues tener complicidad con ellos.    

Seguro que también tendrás miles de anécdotas que contar, ¿recuerdas alguna en concreto que quieras compartir?

¡Sí claro! Cuando empecé a trabajar en el colegio tuve que esforzarme para llevar a cabo mis funciones. Este trabajo era totalmente diferente a los temas que yo había tratado hasta entonces. Muchas tardes me quedaba hasta tarde para ponerme al día, la secretaría técnica, que fue mi función durante los primeros catorce años, requería estar al corriente de la gestión de mucha documentación, y no contábamos con los medios que hay ahora, por ejemplo, las actas escolares y el documento de organización del centro se hacían a máquina de escribir. Aún recuerdo que no admitían enmiendas ni tachaduras, así que había que hacerlas en momentos tranquilos para no equivocarnos. En ese momento se estaba organizando en el colegio un viaje a Italia que incluía una audiencia privada en el Vaticano con el Pontífice Juan Pablo II, como premio a mi esfuerzo fui invitada a acompañar al profesor que iba al viaje, me hizo una ilusión muy especial, jamás lo olvidaré, disfruté con los alumnos como la que más, y me di cuenta del cariño que me tenían, fue muy entrañable.

¿Qué es lo mejor que tiene tu trabajo?

Bueno, a mí el trato con el público me gusta mucho, así que yo disfruto esta parte del trabajo, bien sea por teléfono o presencial, bien con padres o con niños. Creo que es una parte importante en la que puedes aprender mucho de los demás, y que si realmente lo haces con cariño el público te lo agradece. La verdadera satisfacción es conseguir que se confíe en ti como persona y como profesional.

¿Y lo mejor que te haya pasado en estos 32 años?

Lo mejor que me ha pasado en estos años es todo. Es llegar a través de la enseñanza en el tiempo, en la carrera de la vida, con los diferentes baches y ondulaciones a un estado diferente, a estar en otro nivel, disfrutar de cada uno tal y como es, las cosas según vienen y saber que todo lo que uno ha hecho ha sido una decisión de cada momento, pero ha sido lo que ha dictado tu corazón. Momentos malos los hemos pasado todos, pero hay que superarlos y mirar hacia delante.

¿Cambiarías alguna cosa?

Yo no cambiaría nada, en mi trayectoria hasta llegar a Educare he aprendido mucho. Con tantos años tengo muy buenos recuerdos, y he conocido a compañeros y personas maravillosas que guardo en mi corazón, también a todos los alumnos que han pasado por el colegio desde su inicio. Todos ellos han dejado un recuerdo muy especial y sus familias también. Hay antiguos alumnos que trabajan en Educare e hijos de antiguos alumnos que vienen a los diferentes colegios del grupo, esto es realmente lo que nos llena de satisfacción, que sigan confiando en nosotros para la educación de su bien más preciado, sus hijos.

Como agradecimiento final tengo que mencionar a aquellas personas que han confiado en mí para seguir formando parte de este proyecto. Gracias a Carlos y a Mónica que han hecho posible mi camino en esta andadura, y también a Maite, que además de una compañera desde el principio, es alguien que me acompañará siempre en mi corazón.