Después de más de 18 años como profesor de religión y coordinador de Pastoral en el Colegio Parque y Antanes School, Don Felipe Muriedas se despide de nuestro Grupo por su jubilación en una preciosa carta que ha querido compartir con todos nosotros.

Muchas gracias, Felipe, por todo tu cariño y dedicación. Te deseamos lo mejor.

Estimados alumnos, padres y profesores,

Me dirijo a todos vosotros con motivo de mi próxima prejubilación y por ello de la finalización de mi etapa como docente en el Grupo Educare. No soy persona de despedidas. Siempre he pensado que nuestra vida está formada de etapas que tenemos que ir completando y comenzar un nuevo tramo del camino, sea el que sea, siempre mirando al frente y con decisión.

Parece tan cercano y tan lejano aquel 1 de septiembre de 2004 en el que comencé mi etapa de docente en el Colegio Parque, siendo director del mismo D. Carlos Madruga, y Jefa de Estudios, María Teresa Gómez, Maite. A don Carlos siempre le agradeceré la confianza que depositó en mí desde aquel día y a Maite, mi mentora, todo lo que me enseñó para ser profesor. Yo había llevado a mis hijos a ese colegio porque compartía los valores que allí se daban: lealtad, esfuerzo, sacrificio, trabajo, honestidad, educación…  Pasé a ser parte del equipo que tenía que transmitir aquellos valores, y entonces me di cuenta de la gran responsabilidad que teníamos en nuestras manos.

Ha habido de todo, momentos buenos, malos, regulares… Muchos aciertos y algunos errores, pero siempre he llevado todo como me pidieron que lo hiciera, con responsabilidad y el gesto alegre. Quisiera pedir perdón a todos aquellos, que si alguna vez ofendí, no fue esa mi intención. Como yo perdono a todos los que lo cometieron en mi persona. Sé muy bien que el hacer diario provoca estas situaciones de tensión en la enseñanza. Por ello, agradezco de todo corazón la paciencia de todos mis compañeros que han tenido que aguantarme durante estos años.

Si quisiera dedicar estas últimas letras a mis alumnos de todos estos años. Yo soy lo que soy por vosotros, y me refiero a todos sin excepción; fuisteis vosotros los que me hicisteis crecer como docente y como persona, los que no me dejasteis envejecer de alma y los que habéis dado también, sencillas pero honestas, vuestras enseñanzas. Sí, un profesor que se precie aprende de sus alumnos.

Gracias a todos y siempre estaré con vosotros.

Felipe Muriedas.